miércoles, 23 de noviembre de 2011

MR. ED

1.

Soñé por un domingo que era sombra dolorosa,
que era el clon del dios Neptuno
y viajaba por el mundo surfeando maremotos
y partía en dos los barcos de la armada filipina.
Y fui arañando las fronteras, los muros de contencion
y las minas explosivas que me arrancan las pezuñas;
regalaba panes a los mendigos que se habian multiplicado
y los litros de vino blanco que escapaban de mis llagas.

2.

Soñé por infortunio que me sacaban las rodillas,
que ya no corría por las calles persiguiendo las garrafas
y rodaba torpemente escaleras y colinas, en mi silla de lisiado
que también era mi auto y sacaba unas monedas con mi coche mal armado,
mi radiotaxi batimovil, levantando pasajeros, pajeros de las palabras,
corazones de manzana, borrachos de Sopocachi.

3.

Soñaba anestesiado que seguía mi camino de taxista asalariado
y me afeitaba la cabeza y disparaba a quemarropa a futuros presidentes,
en medio de la autopista, y me arreglaba los bigotes, coqueteando en el espejo,
que no era más que un charco de bilis recién sangrada,
que escapaba de los cuerpos por los huecos de mis balas,
en sacos recien planchados, que manchaban sus solapas,
se ensuciaban sus corbatas.

4.

Soñaba empastillado que sudaba cocaína,
me esnifaban los sobacos los amigos de lo ajeno
y manejaba bicicleta por los bordes de la luna,
que de pronto no era queso si no alcohol con mandarina,
yo quedaba bien borracho y meaba en las esquinas
y de pronto los marcianos me echaban de las pensiones.
Pero hacia buenos chistes, hacía reír a los caballos,
Mister Ed me daba un guiño (con permiso, caballero) me sentaba en su cabeza
y jugaba a ser centauro, con mi arco de juguete cazaba a los cosmonautas
que comíamos en pucheros de lunáticas meriendas.

5.

Soñé como cobarde que me arrastraba por el suelo,
porque era bien gusano y predicaba la palabra a las larvas pecadoras
y levantamos una iglesia a San Pedro Cucaracha,
donde venían las hormigas a rezarle a una araña,
que murió por sus pulgones, que ascendió hasta el tejado,
convertía el pan en moscas y el vino en litros de orines sin pasar por la garganta.
Pobrecitas las hormigas que venían inocentes,
las violaban las lombrices, las pisaban los patanes.

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